Problemas personales y el espacio laboral

Una práctica recurrente e involuntaria con los problemas personales y el espacio laborales, es ingresar a la jornada laboral y seguir pensando en los conflictos personales y familiares. Si eso te sucede, o ha sucedido alguna vez, sabrás lo complicado que es lidiar con ello y lo frustrante que puede ser cuando se ve afectado tu desempeño en el área de trabajo. Pero, como la mayoría de las situaciones problemáticas existe un modo de darle solución o llevarlas de mejor manera.

Te invitamos a seguir estos puntos, pensados para reducir el agobio que te generan los conflictos de tu vida personal y evitar trasladar las emociones negativas, que esto genera, a tu vida laboral, usando la inteligencia emocional.

1. Baja la presión

Si tienes un problema que te está desequilibrando, lo más probable es que cuando salgas de tu casa, de camino a tu lugar de trabajo y casi en todo momento libre (u ocupado) pienses en darle solución, esto es normal pues atiende a la lógica de “si lo soluciono, dejaré de sufrir por ello” pero a veces la solución a los conflictos no está sólo en nuestras manos. Por ejemplo, en un conflicto de pareja encontraremos la voluntad de dos personas. Entonces te invitamos a que consideres que eres un ser humano y como tal tienes capacidades, pero también limitaciones, no estás obligado a ser perfecto, tener todas las respuestas o solucionar todos los problemas de manera inmediata. Tener esto en mente te ayuda a reducir el nivel de presión y ansiedad.

2. Pon todo en su nivel de importancia y urgencia

No todos los problemas tienen la misma trascendencia o se resuelven del mismo modo, los problemas financieros pueden llegar a ser urgentes, pero los problemas de comunicación en el hogar, por ejemplo, son tanto urgentes como vitales para la convivencia. Entonces, en caso de tener varios conflictos te sugerimos hacer una lista, en la cual pongas los conflictos por su tamaño y complejidad, con este simple ejercicio puedes incluso darte cuenta de que algunas cosas no son tan importantes como pensabas, o cuáles puedes y debes resolver primero.

3. No sobredimensiones ni sumes problemas que no son tuyos

Ahora que tienes claros tus problemas, sean 1, 2 o 15, y les has dado un orden, revisa de nuevo la lista. Muchas de las angustias recurrentes se dan porque le damos un valor alto a lo que nos rodea y no nos afecta en mayor medida, pero no podemos controlar. Por ejemplo: si te sientes frustrado o enojado por las decisiones de una estrella de tv o persona famosa, cuando se baja tu buen humor por el estado del clima y si te enojas en exceso por los resultados deportivos, estás incurriendo en práctica emocional negativa por conflictos que en realidad no te compete solucionar, ese tipo de “problemas” bórralos, quizás se acorte tu lista.

4. Recuerda que no eres el único

Podrá sonar desalentador, pero no puedes olvidar que los problemas son parte de la vida, y así como tú ahora tienes dificultades, todas las personas que te rodean las tienen, algunos más grandes, otros más pequeñas, otros deben llevar inconvenientes muy complejos, pero no hay una sola persona, por más adinerada, hermosa, inteligente, amada o segura de sí misma, que carezca de complicaciones.
En ese mismo sentido, hay algunos conflictos que han sido recurrentes para muchos, como es el caso de la dificultad en la crianza de los hijos, los desacuerdos en las relaciones de pareja, problemas financieros, problemas legales, enfermedades, desajustes nutricionales y conflictos interpersonales. Para la anterior lista hay una gran variedad de especialistas, organizaciones y publicaciones cuyo propósito es ayudarte, sea que creas en ellas, o no. También puedes escuchar la opinión de alguien que haya pasado por una situación similar y ya la haya resuelto, quizás parte de lo que esa persona hizo te puede servir de referencia o estrategia.

5. Regálate un respiro

Un simple ejercicio como respirar profundo y tener un momento de calma puede ayudarte a bajar tus niveles de angustia y continuar en tu labor. Tomar un líquido sin afán, como un té (preferiblemente caliente), ayuda a regular tu respiración porque debes hacerla al ritmo de los sorbos, esto también baja la velocidad de los latidos cardiacos que normalmente se aceleran cuando sientes malestar emocional.

6. Usa tu trabajo para pensar en otras cosas

Te sugerimos ver tu trabajo como en un espacio de escape, en el cual tienes otro tipo de estrés, allí encontrarás siempre la posibilidad de debatir de otros temas, tener metas, tareas y responsabilidades diferentes a las del hogar, pudiendo pasar horas sin “echarle tanta cabeza” a lo que te mantiene inquieto cuando estás en tu casa.

7. Dónde, cómo y cuándo comunicar tus problemas

Finalmente, te recomendamos expresar tus problemas, esto te liberará de mucho peso, pero pon especial atención de dónde, cómo y cuándo lo haces. El espacio laboral no es el mejor lugar para hacerlo de manera recurrente, caer en llanto o referirse en malos términos (por más conmoción que puedas tener) de tus seres queridos, pareja y amigos.

Si bien en tu trabajo puedes tener personas cercanas, trata de no darle muchas vueltas al mismo problema o de tener eternas conversaciones sobre el mismo tema, esto hace que no logres separar ambas esferas y te impide el descanso mental y emocional de lo que te atormenta.

Recuerda, algo peor que tener problemas es tenerlos y afectar tu desempeño laboral, o perder tu empleo, a causa del malestar que estos te generan, usa este ejercicio en total, o los puntos que más te hayan gustado, para darte un poco de tranquilidad.





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